Los padres podríamos decir que tiene un papel crucial, participa como primer elemento socializador en la educación emocional de los niños puesto que es donde se inician las primeras relaciones y vínculos afectivos con éstos, además de que sirven como un modelo de comportamiento para sus hijos.
En una familia con inteligencia emocional, todxs los miembros se sienten cómodxs hablando de sus emociones con los demás, sabiendo que son bienvenidas. En este contexto, se entiende que todas las emociones son válidas, evitando tildar de “negativas” u ocultar algunas emociones como enfados o tristeza. Las familias con inteligencia emocional no solo reconocen el valor de emociones como la tristeza, sino que saben gestionarlas para resolver la causa que las está provocando.
En una familia con inteligencia emocional, se utiliza la comunicación asertiva: todos saben escuchar de forma activa a los demás, sin juzgar; todos saben pedir ayuda cuando la necesitan y también saben proporcionarla. Además, se pide la opinión de lxs más pequeñxs y se respeta: aunque los padres o madres sigan siendo quienes guían las decisiones, lo hacen conociendo y teniendo en cuenta las opiniones de sus hijxs. Se potencia así la posibilidad de una comunicación honesta sobre cualquier tema, siguiendo siempre unas guías que respeten y toleren al resto de miembros y sus opiniones.
La inteligencia emocional en familia empieza por el trabajo interno de cada miembro: todxs atienden su salud emocional propia y las necesidades de cada persona están cubiertas. Además, nadie intenta resolver los problemas de los demás: se espera que cada miembro desarrolle sus habilidades propias y crezca de acuerdo a sus experiencias. Padres y madres entienden que sus hijxs deben aprender a pensar y actuar por sí mismos y, a su vez, siguen prestando apoyo y ayuda si el problema les sobrepasa.
El desarrollo de la inteligencia emocional en familia supone una práctica constante que va a tener a los padres o madres como guías. Por ello, es esencial demostrar coherencia entre el discurso que se propone y las acciones que después se toman. Padres y madres en una familia con inteligencia emocional saben mostrarse vulnerables al contar su experiencia vital o actuar en el presente. Esto incluye también saber pedir perdón y reconocer errores, convirtiéndose en un potente ejemplo del que sus hijxs pueden aprender.
Tanto las complejas relaciones entre hermanos/as, como el contexto de las expectativas de padres y madres, suponen un terreno difícil en el que pueden surgir conflictos internos y entre las distintas partes.
A continuación, encontrará algunas maneras importantes de lograr una comunicación saludable:
Encuentre un momento en la agenda atareada de cada uno para hablar de las cosas con tranquilidad. Tener aunque sea 10 minutos por día, sin distracciones, para que usted y su hijo hablen puede marcar una gran diferencia en la creación de buenos hábitos de comunicación. Apague la televisión o la radio. Bríndele su atención completa a su hijo Siéntese y mire a su hijo mientras habla. Esos pocos minutos por día pueden ser muy valiosos.
Al escuchar a su hijo, usted lo ayuda a sentirse amado y valorado. Pregúntele a su hijo qué opina sobre un tema. Si lo que dice su hijo no le queda claro, repita lo que escucha para asegurarse de comprender lo que su hijo intenta decir. No necesita estar de acuerdo con lo que dice su hijo para ser una persona que sabe escuchar. Compartir sus pensamientos con usted ayuda a su hijo a calmarse, para que luego pueda escucharlo a usted.
Esto significa sintonizar con los sentimientos de su hijo y hacerle saber que comprende la situación. Si su hijo está triste o disgustado, una caricia suave o un abrazo pueden hacerle saber que usted comprende esos sentimientos tristes o negativos. No le diga a su hijo qué es lo que él piensa o siente. Permítale a él expresar esos sentimientos. Asegúrese de no minimizar esos sentimientos diciendo cosas como "Es tonto sentirse así" o "Lo comprenderás cuando crezcas". Sus sentimientos son reales para él y deben ser respetados.
Recuerde que los niños aprenden a través de ejemplos. Utilice las palabras y los tonos de voz que desea que su hijo utilice. Asegúrese de que su tono de voz y lo que usted hace envíen el mismo mensaje. Por ejemplo, si se ríe cuando dice "No, no hagas eso", el mensaje será confuso. Sea claro en sus indicaciones. Una vez que logre transmitir su mensaje, deje de recalcar cuál es el punto principal. Si utiliza palabras para describir sus sentimientos, ayudará a que su hijo aprenda a hacer lo mismo. Cuando los padres usan palabras para describir sentimientos, como "Me pone triste que no hagas lo que te pido", en lugar de gritar o insultar, los niños aprenden a hacer lo mismo. Más consejos para mejorar la comunicación
Proporcionar instrucciones claras y apropiadas para la edad, como "Cuando vayamos de compras, debes ser educado y quedarte a mi lado". Asegúrese de que su hijo comprenda lo que le ha dicho. A veces, los niños no comprenden por completo el significado de las palabras que escuchan y usan. Elogiar a su hijo cada vez que pueda. Comunicar sus sentimientos con calma. Ser sincero. Escuchar con atención lo que dice su hijo.
no pierda ninguna oportunidad de demostrarle a su hijo qué es una comunicación saludable. Haga lo que desea que su hijo haga; predique con el ejemplo. Asegúrese de que, cuando esté disgustado con su hijo, este sepa que el problema es su conducta y no él.
Dar instrucciones amplias y generales, como "¡Más vale que te portes bien!". Insultar o echar culpas. "Eres malo" debe reemplazarse por "No me gusta la forma en que estás actuando". Gritar o amenazar. Mentirle o decirle verdades a medias a su hijo. Utilizar el silencio para expresar sentimientos fuertes. Los silencios largos asustan y confunden a los niños. Mantener la calma Existen momentos en que todos los padres sienten que se les agotó la paciencia. Sin embargo, siempre es importante encontrar distintas maneras de ayudar a su hijo a portarse bien sin herir sus sentimientos. A continuación, encontrará algunas maneras de calmarse cuando se sienta estresado, antes de intentar hablar con su hijo. Respire profundo muy lentamente. Espere 5 minutos antes de comenzar a hablarle a su hijo. Intente encontrar una palabra que exprese lo que siente (como "decepción"). Dígasela a usted mismo y asegúrese de que sea apropiada para su hijo. Comparta sus sentimientos de frustración con su cónyuge o con un amigo. No guarde rencores. Ocúpese solo del presente. Busque ayuda profesional si cree que ha perdido el control.
Está claro que alejarte de tu familia, aunque ésta sea tóxica, no resulta fácil, ni tampoco agradable. Sin embargo, hay veces en que es necesario hacerlo. Si has intentado resolver la situación que hay en tu familia, pero no lo has conseguido, tal vez te sirva lo siguiente. No pierdas tu energía en intentar cambiar a un familiar tóxico. Nadie cambia porque otro se lo diga, una persona sólo cambia cuando quiere. Así que, emplea tus esfuerzos en estar bien tú y rodearte de gente que te aporte algo bueno. Es mejor que no participes en los conflictos. Siempre que puedas, mantente al margen de ellos, ya que podrás ahorrarte mucho malestar. Trátales con respeto, pero pide ese mismo respeto para ti. Para conseguirlo, tendrás que dejar claro que tu privacidad es tuya, y no vas a permitir que nadie la invada. Establece tus propios límites. No permitas que tu familia intervenga en las decisiones que son tuyas. El único que puede decidir en tu vida eres tú. Pero además, no tienes por qué contarles cuáles son esas decisiones, ni qué es lo que haces, no necesitas que lo aprueben. Sólo necesitas aprobarlo tú. Si es necesario, aléjate de ellos. Puede que esto no sea tan fácil de hacer, pero, si puedes, pon distancia. Si una persona, o más de una, te producen malestar y afectan negativamente a tu vida y tu estabilidad emocional, sea tu familia o sea quien sea, aléjate. Es lo mejor