El trastorno por estrés postraumático (TEPT) es un recuerdo recurrente y molesto de un episodio traumático insoportable; los recuerdos duran más de 1 mes y comienzan dentro de los 6 meses del suceso. La fisiopatología de este trastorno no se conoce con detalle. Los síntomas también incluyen la evitación de los estímulos asociados al episodio traumático, pesadillas y episodios de recuerdo disociativo. El diagnóstico se basa en la anamnesis. El tratamiento consiste en terapia de exposición y farmacológica.
Los síntomas de trastorno por estrés postraumático se pueden subdividir en categorías: intrusiones, evitación, alteraciones negativas en la cognición y el estado de ánimo, y alteraciones en la activación y la reactividad. Lo más habitual es que los pacientes tengan recuerdos frecuentes e indeseados en los que se reproduce el episodio desencadenante. Las pesadillas relacionadas con el episodio son frecuentes.
Los pacientes evitan los estímulos asociados al trauma y se sienten emocionalmente fríos y pierden el interés por las actividades cotidianas. A veces los síntomas representan una continuación del trastorno por estrés agudo, o pueden producirse por separado, con un inico de hasta 6 meses después del trauma. A veces, la manifestación plena de los síntomas se posterga, y aparecen muchos meses o incluso años después del episodio traumático.
Tiene memorias involuntarias, perturbadoras, intrusivas, recurrentes Tiene sueños perturbadores recurrentes (p. ej., pesadillas) del suceso. Actúa o siente como si el episodio estuviera sucediendo nuevamente y varía desde experimentar flashbacks (recuerdos vívidos) a desconocer por completo el entorno presente Siente una intensa angustia psicológica o fisiológica cuando recuerda el episodio (p. ej., por su aniversario, por sonidos similares a los que escuchó durante el evento)
Pérdida de memoria de partes importantes del evento (amnesia disociativa) Creencias o expectativas negativas, persistentes y exageradas sobre uno mismo, otras personas o el mundo Pensamientos distorsionados persistentes sobre la causa o las consecuencias de los traumas que llevan a culparse a sí mismo o a otros Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, horror, ira, culpa, vergüenza) Notable disminución en el interés o la participación en actividades significativas Sensación de desapego o enajenación frente a los demás Incapacidad persistente de sentir emociones positivas (p. ej., felicidad, satisfacción, sentimientos amorosos)
Con el tiempo, los síntomas del trastorno de estrés postraumático pueden variar en intensidad. Puedes tener más síntomas de trastorno de estrés postraumático cuando estás estresado en general o cuando te encuentras con cosas que te recuerdan lo que atravesaste. Por ejemplo, puedes escuchar el petardeo de un auto y revivir experiencias de combate. O puedes ver un informe en las noticias acerca de una agresión sexual y sentirte abrumado por los recuerdos de tu propia agresión.
Tras sobrevivir un acontecimiento traumático, muchas personas al principio pasan por síntomas similares a los del trastorno de estrés postraumático, como el no poder dejar de pensar en lo que sucedió. El temor, la ansiedad, el enfado, la depresión y la culpa, son todas reacciones frecuentes al trauma. No obstante, la mayoría de las personas que sufren un trauma no contraen a largo plazo el trastorno de estrés postraumático. Obtener ayuda y apoyo a tiempo podría evitar que las reacciones normales al estrés empeoren y padezcas trastorno de estrés postraumático. Esto podría implicar que recurras a tu familia y amigos, quienes te escucharán y reconfortarán. Podría suponer que debas buscar un profesional de salud mental y asistir a sesiones de terapia por un corto tiempo. Algunas personas probablemente encuentren útil acudir a su comunidad religiosa. El apoyo de otros también podría ayudarte a evitar que recurras a métodos de afrontamiento no saludables, como el uso indebido de alcohol o drogas.