Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) se pueden reconocer por un patrón persistente de comer no saludablemente o de hacer dietas no saludables. Los TCA son trastornos mentales caracterizados por un comportamiento patológico frente a la ingesta alimentaria y una obsesión por el control de peso. Se consideran trastornos de origen multifactorial, originados por la interacción de diferentes causas de origen biológico, psicológico, familiar y sociocultural, y provocan consecuencias para la salud tanto física como mental de la persona.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son trastornos mentales caracterizados por un comportamiento patológico frente a la ingesta alimentaria y una obsesión por el control de peso. La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) más conocidos, pero también existen otros, como el trastorno por atracón, el trastorno de la conducta alimentaria no especificado, la ortorexia (obsesión por la comida sana) y la vigorexia (obsesión por el ejercicio físico). En los TCA intervienen diferentes causas de origen biológico, psicológico, familiar y sociocultural, y provocan consecuencias para la salud tanto física como mental. Las complicaciones médicas incluyen la pérdida de grasa corporal, masa muscular, alteración del funcionamiento del tiroides, arritmias, hipotensión, dolor abdominal, estreñimiento, amenorrea, lanugo, edema, acné, piel seca, disminución de leucocitos, osteoporosis, erosión esofágica y gástrica, disfunción intestinal, erosión del esmalte dental, caries, caída de piezas dentales, crisis epilépticas, neuropatías, fatiga y debilidad, etc. El trastorno alimentario es solo la punta del iceberg: El 10% es lo visible (el comportamiento, los síntomas) y el 90% está sumergido (las emociones y las inseguridades que originan la enfermedad: miedo, culpa, impotencia, autocrítica, soledad, frustración, pánico al rechazo, tristeza, ansiedad…) Son enfermedades graves, pero se pueden curar con tratamientos dirigidos por equipos de médicos y psicólogos especializados en trastornos de la conducta alimentaria (TCA). El tratamiento para los trastornos de la conducta alimentaria es eficaz, pero es importante buscar ayuda cuanto antes; un diagnóstico temprano asegura un tratamiento precoz y, por tanto, un mejor pronóstico. Los tratamientos son largos y complejos y es importante ser perseverante.
Un TCA es una enfermedad mental grave y muy compleja que afecta a millones de personas en el mundo. Alrededor de 400.000 personas en España padecen algún trastorno de la conducta alimentaria (de los que 300.000 son jóvenes de entre 12 y 24 años). Los TCA son las enfermedades mentales con mayor índice de mortalidad. Un TCA es un drama personal y familiar, un sufrimiento indescriptible. Un TCA no es un capricho, no es un estilo de vida, no es una elección, no es una vergüenza.
La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por una restricción de la ingesta alimentaria, lo que da lugar a una considerable pérdida de peso que se mantiene por debajo del mínimo esperable para la edad, sexo o el desarrollo evolutivo de cada paciente, hasta llegar en ocasiones a un estado de grave desnutrición. Esta pérdida de peso está originada por la propia paciente, a través de una disminución de la ingesta de alimentos que se acompaña frecuentemente de conductas encaminadas a perder peso: autoprovocación del vómito, uso o abuso de laxantes y diuréticos o la práctica de ejercicio físico intenso. La mayoría de las veces se tratan en consultas externas, aunque en algunos casos más graves es necesaria la hospitalización para realimentación o estabilización de problemas médicos (desnutrición, deshidratación).
Los síntomas principales de la anorexia nerviosa son: Miedo intenso a ganar peso. Distorsión de la imagen corporal o verse gorda a pesar de estar muy delgada. Reducción del peso por debajo de lo normal hasta llegar a malnutrición. Como consecuencia del adelgazamiento extremo aparecen algunos signos físicos como piel seca y rugosa, caída del cabello, pérdida de la menstruación durante al menos 3 ciclos consecutivos. Síntomas psicopatológicos como estados de tristeza, angustia, irritabilidad o asilamiento social. La personalidad de estas pacientes suele ser de perfeccionismo y de autoexigencia en sus vidas, que se acompaña de una baja autoestima.
La causa de esta enfermedad es multifactorial y la sintomatología clínica representa el final de la interacción de tres tipos de factores: Factores predisponentes: individuales, familiares y culturales. Factores precipitantes: situaciones de crisis, como pérdidas afectivas o inicio de dieta estricta por insatisfacción personal o corporal. Factores perpetuantes: clínica de desnutrición y clínica afectiva asociada (ansiedad, depresión...). A partir de estos factores, una dieta de adelgazamiento restrictiva puede desencadenar el problema. También hay factores genéticos, ya que los familiares de primer grado (padres, hijos, hermanos) de un paciente con anorexia tienen un riesgo 6-10 veces mayor de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria. Además, una historia de depresión en un familiar aumenta el riesgo de padecer anorexia.
Es un trastorno alimentario por el cual una persona tiene episodios regulares de comer una gran cantidad de alimento (atracones) durante los cuales siente una pérdida de control sobre la comida. La persona utiliza luego diversas formas, tales como vomitar o consumir laxantes (purgarse), para evitar el aumento de peso.
Muchas más mujeres que hombres padecen de bulimia. El trastorno es más común en niñas adolescentes y mujeres jóvenes. La persona generalmente sabe que su patrón de alimentación es anormal. Puede experimentar miedo o culpa con los episodios de atracones y purgas. Se desconoce la causa exacta de la bulimia. Los factores genéticos, psicológicos, familiares, sociales o culturales pueden jugar un papel. La bulimia probablemente se debe a más de un factor.
Preocuparse por la forma del cuerpo y el peso Vivir con miedo de aumentar de peso Repetir episodios de comer cantidades excesivas de alimentos de una sola vez Sentir una pérdida de control durante el atracón, como si no pudieras dejar de comer o no pudieras controlar lo que comes Forzar el vómito o hacer demasiado ejercicio para no aumentar de peso después de un atracón Usar laxantes, diuréticos o enemas después de comer cuando no son necesarios Ayunar, restringir las calorías o evitar ciertos alimentos entre atracones Usar suplementos dietéticos o productos a base de hierbas en exceso para bajar de peso La gravedad de la bulimia se determina por el número de veces a la semana que te purgas, por lo general al menos una vez a la semana durante por lo menos tres meses. Cuándo debes consultar con un médico Si tienes síntomas de bulimia, busca atención médica cuanto antes. Cuando no se trata, la bulimia puede tener efectos graves sobre la salud. Habla con el proveedor primario de atención o con un profesional de la salud mental sobre los sentimientos y síntomas de la bulimia. Si no quieres buscar tratamiento, habla con alguien sobre lo que te sucede, puede ser un amigo, un ser querido, un maestro, un líder religioso o alguien en quien confíes. Ellos podrán ayudarte a adoptar las primeras medidas para obtener un tratamiento exitoso contra la bulimia. Ayudar a un ser querido que presenta síntomas de bulimia Si crees que un ser querido tiene síntomas de bulimia, habla con él de forma abierta y honesta sobre lo que te preocupa. No puedes obligarlos a buscar atención profesional, pero puedes animarlos y apoyarlos. También puedes ayudarlos a encontrar un médico capacitado o un profesional de la salud mental, pedir una consulta e incluso acompañarlos. Ya que muchas de las personas con bulimia son de peso normal o tienen un poco de sobrepeso, quizás no sea evidente para los demás que hay un problema. Las señales de advertencia que los amigos y los familiares pueden notar incluyen lo siguiente: La preocupación o las quejas constantes por ser gordos La percepción corporal distorsionada y excesivamente negativa El consumo repetitivo de cantidades grandes de comida de una sola vez, en especial de alimentos que la persona suele evitar La adopción de dietas estrictas o ayunos después de comer en exceso La negación a comer en público o frente a otras personas Las visitas al baño justo después de comer, durante las comidas o por largos períodos El exceso de ejercicio La presencia de llagas, cicatrices o callos en los nudillos o las manos El daño en los dientes y encías El cambio en el peso La inflamación de las manos y los pies La inflamación de la cara y las mejillas a causa del agrandamiento glandular
¿Qué es el trastorno alimentario compulsivo? Darse un atracón significa comer, en poco tiempo, cantidades más grandes de comida de las que la mayoría de las personas comerían en una situación similar. Una persona con este trastorno alimentario se da atracones en forma regular durante varios meses.
Cada tanto, la mayoría de la gente siente que ha comido más de lo que debería. Pero comer demasiado de vez en cuando no significa que usted tiene un trastorno alimentario compulsivo. Si tiene un trastorno alimentario compulsivo, es posible que usted: Coma demasiado en un período corto (menos de 2 horas) en forma regular. Coma cuando no tiene hambre. Coma por motivos emocionales, como estar triste, enojado, solo o aburrido. Sienta que no puede parar de comer. Coma más rápido de lo normal cuando se da atracones. Coma tanto que se siente lleno de forma dolorosa. Se sienta desdichado, disgustado, culpable o deprimido después de darse un atracón. Coma solo debido a que se siente avergonzado por la cantidad que come. Aun si no tiene todos los síntomas del trastorno alimentario compulsivo, tener incluso algunos síntomas puede ser una señal de un problema que necesita tratamiento. Es importante obtener ayuda de inmediato si usted o alguien que usted conoce tiene alguno de estos síntomas.